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Examinando Artículos de Revistas por Autor "Urzúa Dumay, Macarena"
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Ítem El arte de hilar el vacío(Universidad de Palermo, 2024-05) Urzúa Dumay, MacarenaEl arte, la técnica y el diseño que definen la construcción de la pintura de la escena (escenografía origen griego) de la obra “A los pies del Árbol”, aparece como una radiación sonora visual que penetra en el silencio profundo para dar vida al vacío que dialoga con la emoción humana. Un sistema autopoiético que rescata fragmentos del pensamiento de Humberto Maturana, que concibe un espacio capaz de interactuar con el cuerpo, una creación en sí misma, una experiencia inmersa en el espacio, la auto construcción a partir de estructuras lineales que dan forma al vacío. Dentro de las redes cerebrales, se reconocen estructuras geométricas multidimensionales, según estudios realizados por Henry Markram durante los años 2005 al 2021 y su equipo, en el proyecto The Blue Brain, estas estructuras surgen cuando las neuronas forman un grupo: cada neurona se conecta a las otras de una manera muy específica que genera un objeto geométrico preciso y su dimensión es mayor según la cantidad de neuronas que se agrupan. Se producen diversas sinapsis, finas fibras establecen conexiones entre sí, como respuesta a estímulos y es ahí donde aparecen las cavidades negras, presencia de vacíos infinitos, profundos, que evidencian la respuesta. Es así, como en la obra o en la museografía, la delgada línea que teje el vacío, la presencia de la fibra que se transforma en el arte de hilar, se suspende en el espacio construyendo el soporte de la acción, se transforma en materia, una célula que se reproduce en la interacción con el cuerpo para que ese instante permanezca y sea la experiencia de ese momento, la percepción consiente del presente para luego entender la verdadera magnitud y presencia del vacío. Se desviste la materia para dejar su mínima presencia y así detonar la máxima expresión del vacío, un silencio como una entidad dinámica y un actor esencial. La belleza de lo inacabado, no existe sino el vacío, vacío como producto de las infinitas sinapsis que permiten la interacción con la obra en el espacio y a su vez con otros espectadoresÍtem Vacío Des_Velado... Materia Inquieta(Universidad de Palermo, 2025-07) Urzúa Dumay, Macarena“El telón se levanta y el teatro se revela como un reflejo de sí mismo” (der Vorhang geht auf; das Theater stellt ein Theater vor, Ludwig Tieck), un escenario dentro del escenario. Las luces se apagan y el velo cae; se desvelan los sonidos, y la mirada, expectante, comienza su danza. Un telón agitado vibra e inquieta, iniciando un movimiento que prepara el espacio. El vacío toma el control. La mirada lo conquista mientras el sonido, como un alquimista, construye colores. Cada vibración anuncia un movimiento, y el velo, al caer, desnuda lo oculto. Sin embargo, la mirada permanece; el límite es desafiado y los sentidos, agudizados, se aventuran más allá de lo evidente. Son los sonidos los que guían, los que tejen las rutas para que la mirada se construya en movimiento. Y es en este proceso donde lo fragmentario, lo incompleto, comienza a surgir. El vacío, inquietante, introduce la distancia, y en ese espacio nace la percepción de los elementos cotidianos. Objetos que antes eran imperceptibles visten los espacios expositivos: un cristal, un foco, un riel, un pavimento, un cielo texturizado, colores, una enmarcación. Muros que contienen, vestimentas que envuelven. ¿Cómo despojamos ese vacío de sus velos? ¿Cómo hacemos que la materia tiemble, que se inquiete, que despierte? La respuesta parece hallarse en la apertura de la mirada, como sugiere Heidegger, en el encuentro con la verdad de las cosas. Pero ese encuentro no llega sin esfuerzo. Es una escena detenida, un descalce de los sentidos. Imágenes borrosas, sonidos disonantes, intentos fallidos de encajar lo visible y lo audible. Y, sin embargo, es precisamente en el descalce donde el vacío cobra vida (1976). Beethoven, en su primera sinfonía, experimenta con horizontes contrastados: melodías independientes que, al unirse, generan algo único. Stravinsky, por su parte, explora la tensión y el choque entre acordes, creando disonancias que redefinen la música misma (2006). Al igual que en el teatro de Ludwig Tieck, donde “El mundo al revés” convierte lo cotidiano en extraordinario, estas tensiones en la música y en el diseño museográfico nos obligan a detener la mirada. Es ahí, en la pausa inquieta, donde todo vibra, donde todo intenta encontrar su lugar. El movimiento nos lleva de “aquí” a “allí”, pero “allí” no es sino un destino previamente trazado, un lugar que cobra sentido solo cuando llegamos. Como una huella sinuosa en el polvo, como un objeto que espera pacientemente el sonido que le dará movimiento. Entonces, surge la pregunta: ¿puede el diseño museográfico despojarse de sus propios velos? ¿Es capaz de desvestirse, de mostrarse desnudo ante la mirada inquieta? Y, si es así, ¿cuántas veces será necesario que baje el telón para que podamos descubrir la esencia de la materia exhibida?