Vacío Des_Velado... Materia Inquieta

Fecha
2025-07
Nota de Acceso
Fecha de embargo
Profe guía
Título de la revista
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Editor
Universidad de Palermo
ISBN
ISSN
1668-0227
ISSNe
1853-3523
Resumen
“El telón se levanta y el teatro se revela como un reflejo de sí mismo” (der Vorhang geht auf; das Theater stellt ein Theater vor, Ludwig Tieck), un escenario dentro del escenario. Las luces se apagan y el velo cae; se desvelan los sonidos, y la mirada, expectante, comienza su danza. Un telón agitado vibra e inquieta, iniciando un movimiento que prepara el espacio. El vacío toma el control. La mirada lo conquista mientras el sonido, como un alquimista, construye colores. Cada vibración anuncia un movimiento, y el velo, al caer, desnuda lo oculto. Sin embargo, la mirada permanece; el límite es desafiado y los sentidos, agudizados, se aventuran más allá de lo evidente. Son los sonidos los que guían, los que tejen las rutas para que la mirada se construya en movimiento. Y es en este proceso donde lo fragmentario, lo incompleto, comienza a surgir. El vacío, inquietante, introduce la distancia, y en ese espacio nace la percepción de los elementos cotidianos. Objetos que antes eran imperceptibles visten los espacios expositivos: un cristal, un foco, un riel, un pavimento, un cielo texturizado, colores, una enmarcación. Muros que contienen, vestimentas que envuelven. ¿Cómo despojamos ese vacío de sus velos? ¿Cómo hacemos que la materia tiemble, que se inquiete, que despierte? La respuesta parece hallarse en la apertura de la mirada, como sugiere Heidegger, en el encuentro con la verdad de las cosas. Pero ese encuentro no llega sin esfuerzo. Es una escena detenida, un descalce de los sentidos. Imágenes borrosas, sonidos disonantes, intentos fallidos de encajar lo visible y lo audible. Y, sin embargo, es precisamente en el descalce donde el vacío cobra vida (1976). Beethoven, en su primera sinfonía, experimenta con horizontes contrastados: melodías independientes que, al unirse, generan algo único. Stravinsky, por su parte, explora la tensión y el choque entre acordes, creando disonancias que redefinen la música misma (2006). Al igual que en el teatro de Ludwig Tieck, donde “El mundo al revés” convierte lo cotidiano en extraordinario, estas tensiones en la música y en el diseño museográfico nos obligan a detener la mirada. Es ahí, en la pausa inquieta, donde todo vibra, donde todo intenta encontrar su lugar. El movimiento nos lleva de “aquí” a “allí”, pero “allí” no es sino un destino previamente trazado, un lugar que cobra sentido solo cuando llegamos. Como una huella sinuosa en el polvo, como un objeto que espera pacientemente el sonido que le dará movimiento. Entonces, surge la pregunta: ¿puede el diseño museográfico despojarse de sus propios velos? ¿Es capaz de desvestirse, de mostrarse desnudo ante la mirada inquieta? Y, si es así, ¿cuántas veces será necesario que baje el telón para que podamos descubrir la esencia de la materia exhibida?
Descripción
Lugar de Publicación
Sponsorship
Citación
Cuaderno: Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación, N° 276, (2025) p. 331-343
Palabras clave
Desvelo, Materia, Vacío, Escena, Apertura, Museografía
Licencia
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